sábado, 17 de junio de 2017

Oda al viento

Viento, espíritu inminente, fuerza bruta, libertad hecha aire.
Viento que vienes, que me arrebatas, me desmelenas y desvelas.
Viento que acaricias, que sacas lo más salvaje de mi persona.
Desconectas cada una de mis conexiones cerebrales de esta sociedad atisbadora, sociedad que me abruma.
Sacas mis ganas de correr, de gritar y de sentirme viva.
Alteras los oleajes,las pulsaciones y los sentidos.
Viento, tan vital y tan muerto a la vez, haces sentir sin tu percibir; das sin recibir.
Pureza y frialdad . Hueles a mar, hueles a pradera, hueles a aquello que la humanidad quiere arrebatarle al mundo; Naturaleza.
Haces que quieras dejarlo todo, haces que quiera perdonarme con mi indomable personalidad y vuelva a ser mujer fiera.
Levanto las alas, alzo el vuelo, no me impongo.
Dejo que la brisa marina tome el control y me lleve al compás de los choques bravíos de un océano que parece estar triste y enfurecido, que rompe las rocas a modo de grito de guerra.
Y es cuando vuelas con el eco de tus pensamientos, únicamente como banda sonora de tu viaje, cuando aprecias desde la distancia de la orilla donde están todos tan asentados, que este loco y perdido mundo, no tiene sentido.
Pintas el patrón de tu vida, filmas cada una de las escenas de tu película captadas con tu ojos por una cámara. No hay jefe más grande que tu conciencia.
Te das cuenta de que eres más libre de lo que crees, si solo te dejas llevar, si baila contigo, viento. Si por un momento dejas de escuchar el barullo del quehacer, es cuando por fin serás sincero con quien más tienes que serlo; contigo mismo.

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